Textos para profundizar
Lc 22, 14-20:
«Cuando llegó la hora, se sentó a la mesa y los apóstoles con él 15 y les dijo: “Ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros, antes de padecer” (...) 19 Y, tomando pan, después de pronunciar la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía”. 20 Después de cenar, hizo lo mismo con el cáliz, diciendo: “Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros”».
Catecismo de la Iglesia Católica 1324-1326
1324. La Eucaristía es "fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11). "Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua" (PO 5).
1325. "La comunión de vida divina y la unidad del Pueblo de Dios, sobre los que la propia Iglesia subsiste, se significan adecuadamente y se realizan de manera admirable en la Eucaristía. En ella se encuentra a la vez la cumbre de la acción por la que, en Cristo, Dios santifica al mundo, y del culto que en el Espíritu Santo los hombres dan a Cristo y por él al Padre" (Instr. Eucharisticum mysterium, 6).
1326. Finalmente, por la celebración eucarística nos unimos ya a la liturgia del cielo y anticipamos la vida eterna cuando Dios será todo en todos (cf. 1 Co 15,28)
San Francisco de Asís, Carta a toda la Orden, 26-28
«¡Tiemble el hombre entero, que se estremezca el mundo entero, y que el cielo exulte, cuando sobre el altar, en las manos del sacerdote, está Cristo, el Hijo del Dios vivo! ¡Oh admirable celsitud y asombrosa condescendencia! ¡Oh humildad sublime! ¡Oh sublimidad humilde, pues el Señor del universo, Dios e Hijo de Dios, de tal manera se humilla, que por nuestra salvación se esconde bajo una pequeña forma de pan! Ved, hermanos, la humildad de Dios y derramad ante él vuestros corazones; humillaos también vosotros para que seáis ensalzados por él».
Siempre es un deleite volver a escuchar sus enseñanzas.
Que el Señor lo bendiga generosamente Padre Alfredo.
¡La Paz del Señor!
Oh Jesús, fuente inagotable de Amor, vivo y presente en el Santísimo Sacramento del altar, gracias por Tu entrega y permanencia entre nosotros.
Me conmueve pensar que así como me esperas en el Cielo, me esperas en cada Misa celebrada, en cada Sagrario y en cada Capilla de Adoración Eucarística; si por mi naturaleza humana mis correspondencias de amor no son siempre iguales, que nunca me falte un Te amo, Te adoro, Te bendigo para Ti.
Que no me dejes de estremecer hasta lo más profundo de mi alma, que te ofrezco como Tu humilde morada.
Madre mía y Padre mío San José enséñenme y ayúdenme a amar a Jesús Eucaristía con el más puro amor.
Gracias Padre Alfredo por…