Textos para profundizar
Salmo 141:
1 Poema de David cuando estaba en la cueva. Oración.
2 A voz en grito clamo al Señor, | a voz en grito suplico al Señor;
3 desahogo ante él mis afanes, | expongo ante él mi angustia,
4 mientras me va faltando el aliento.
Pero tú conoces mis senderos, | y que en el camino por donde avanzo | me han escondido una trampa.
5 Mira a la derecha, fíjate: | nadie me hace caso; | no tengo adónde huir, | nadie mira por mi vida.
6 A ti grito, Señor; | te digo: «Tú eres mi refugio | y mi lote en el país de la vida».
7 Atiende a mis clamores, | que estoy agotado; | líbrame de mis perseguidores, | que son más fuertes que yo.
8 Sácame de la prisión, | y daré gracias a tu nombre: | me rodearán los justos | cuando me devuelvas tu favor.
Juan 18, 4-6:
4 Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo: «¿A quién buscáis?».
5 Le contestaron: «A Jesús, el Nazareno».
Les dijo Jesús: «Yo soy».
Estaba también con ellos Judas, el que lo iba a entregar.
6 Al decirles: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra».
San Juan de la Cruz, Cántico Espiritual B:
1. ¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.
4. ¡Oh bosques y espesuras,
plantadas por la mano del Amado!
¡Oh prado de verduras,
de flores esmaltado!
Decid si por vosotros ha pasado.
15. La noche sosegada
en par de los levantes del aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora.
26. En la interior bodega
de mi Amado bebí, y cuando salía
por toda aquesta vega,
ya cosa no sabía;
y el ganado perdí que antes seguía.
27. Allí me dio su pecho,
allí me enseñó ciencia muy sabrosa,
y yo le di de hecho
a mí sin dejar cosa;
allí le prometí de ser su Esposa.
Qué bendición nos da con está enseñanza Padre Alfredo qué por intersección de la Santísima Virgen María siempre reconozca a nuestro Señor Jesucristo en mis noches oscuras un fuerte abrazo desde México ♥️♥️🌟🌟
Que me importa la prisión, si estás conmigo, Señor!
Gracias Padre Alfredo, que riqueza nos ha entregado hoy, es un tesoro inagotable... una fuente de sabiduría y de confianza en el Señor a la que hemos de volver a beber muchas veces...
Que el Dios Victorioso que no nos abandona siga derramando abundantes bendiciones en Ustedes, queridos Discípulos de Jesús.
Que la Santísima Virgen María y San José les acompañen y protejan siempre.
La Paz del Señor.