El Evangelio de hoy (Lc 10,21-24):
✠
EN aquella hora Jesús se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:
«¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».
Textos para profundizar:
Primera Lectura Is 11,1-10
AQUEL día, brotará un renuevo del tronco de Jesé,
y de su raíz florecerá un vástago.
Sobre él se posará el espíritu del Señor:
espíritu de sabiduría y entendimiento,
espíritu de consejo y fortaleza,
espíritu de ciencia y temor del Señor.
Le inspirará el temor del Señor.
No juzgará por apariencias
ni sentenciará de oídas;
juzgará a los pobres con justicia,
sentenciará con rectitud a los sencillos de la tierra;
pero golpeará al violento con la vara de su boca,
y con el soplo de sus labios hará morir al malvado.
La justicia será ceñidor de su cintura,
y la lealtad, cinturón de sus caderas.
Habitará el lobo con el cordero,
el leopardo se tumbará con el cabrito,
el ternero y el león pacerán juntos:
un muchacho será su pastor.
La vaca pastará con el oso,
sus crías se tumbarán juntas;
el león como el buey, comerá paja.
El niño de pecho retoza junto al escondrijo de la serpiente,
y el recién destetado extiende la mano
hacia la madriguera del áspid.
Nadie causará daño ni estrago
por todo mi monte santo:
porque está lleno el país del conocimiento del Señor,
como las aguas colman el mar.
Aquel día, la raíz de Jesé
será elevada como enseña de los pueblos:
se volverán hacia ella las naciones
y será gloriosa su morada.
Hola padre David de Jesús, mi nombre es angie y te veo casi todos los días desde Madrid, me alegro mucho como escudriñas la palabra de Dios y la explicas con una paz guiada por el espíritu santo, en oración para que dios te siga utilizando como instrumento de salvación para rescatar muchas almas
Padre David muchas gracias! Sus palabras edifican mi día, acrecientan mi fe, mi fortaleza, inspiradas en el Rey y Señor Jesucristo, junto con su madre, la Santísima Virgen María. Saludos cordiales desde Argentina.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque así te ha parecido bien.
Déjame verte con los ojos de la fe, déjame contemplarte como Tú quieres ser contemplado. Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te amo.
Gracias Padre por animarnos cada día con la explicación del Evancelio.
La Paz del Señor
GRACIAS DE ALMA Y CORAZON PADRE Y HERMANO MIO.. USTEDES SON UNA INMENSA BENDICION PARA MI Y PARA TODOS.
LOS QUIERO MUCHO