El Evangelio de hoy (Mt 5,43-48):
✠
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo’ y aborrecerás a tu enemigo”.
Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».
Textos para profundizar:
Antífona de entrada Sal 18,8
La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye a los ignorantes.
Oración colecta
PADRE eterno,
vuelve hacia ti nuestros corazones,
para que, buscando siempre lo único necesario
y realizando obras de caridad,
nos dediquemos a tu servicio.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera Lectura Dt 26,16-19
MOISÉS habló al pueblo, diciendo:
«Hoy el Señor, tu Dios, te manda que cumplas estos mandatos y decretos. Acátalos y cúmplelos con todo tu corazón y con toda tu alma.
Hoy has elegido al Señor para que él sea tu Dios y tú vayas por sus caminos, observes sus mandatos, preceptos y decretos, y escuches su voz. Y el Señor te ha elegido para que seas su propio pueblo, como te prometió, y observes todos sus preceptos.
Él te elevará en gloria, nombre y esplendor, por encima de todas las naciones que ha hecho, y serás el pueblo santo del Señor, tu Dios, como prometió».
Santa María, en este día dedicado a Ti, renuevo mi consagración a Tu Inmaculado Corazón y te ruego no me dejes retroceder, tómame de la mano y no dejes de guiarme. Pon amor en mi corazón para todos, siempre y pídele a Dios me ayude a abandonarme en su misericordia y a confiar cada vez más en ÉL, especialmente cuando la realidad me confunda.
Oh Dios vuelve hacia Ti los corazones de todos, para que te reconozcamos como nuestro Señor y observemos tus mandatos con alegría.
La Paz del Señor