Textos para profundizar
Números del Catecismo de la Iglesia Católica
104. En la sagrada Escritura, la Iglesia encuentra sin cesar su alimento y su fuerza (cf. DV 24), porque, en ella, no recibe solamente una palabra humana, sino lo que es realmente: la Palabra de Dios (cf. 1 Ts 2,13). «En los libros sagrados, el Padre que está en el cielo sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos» (DV 21).
2653. La Iglesia «recomienda insistentemente a todos sus fieles [...] la lectura asidua de la Escritura para que adquieran “la ciencia suprema de Jesucristo” (Flp 3,8) [...]. Recuerden que a la lectura de la sagrada Escritura debe acompañar la oración para que se realice el diálogo de Dios con el hombre, pues “a Dios hablamos cuando oramos, a Dios escuchamos cuando leemos sus palabras” (DV 25; cf. San Ambrosio, De officiis ministrorum, 1, 88).
2654. Los Padres espirituales parafraseando Mt 7, 7, resumen así las disposiciones del corazón alimentado por la Palabra de Dios en la oración: “Buscad leyendo, y encontraréis meditando; llamad orando, y se os abrirá por la contemplación” (Guido El Cartujano, Scala claustralium, 2, 2).
Benedicto XVI: Audiencia General Audiencia general, 28-10-2009, La Teología monástica.
«Los representantes de la teología monástica eran monjes, por lo general abades, dotados de sabiduría y de fervor evangélico, que se dedicaban esencialmente a suscitar y a alimentar el deseo amoroso de Dios. (...)
En los monasterios del siglo XII el método teológico estaba vinculado principalmente a la explicación de la Sagrada Escritura, de la página sagrada, como decían los autores de ese periodo; se practicaba especialmente la teología bíblica. Todos los monjes escuchaban y leían devotamente las Sagradas Escrituras, y una de sus principales ocupaciones consistía en la lectio divina, es decir, en la lectura orante de la Biblia. Para ellos la simple lectura del texto sagrado no era suficiente para percibir su sentido profundo, su unidad interior y su mensaje trascendente. Por tanto, era necesario practicar una "lectura espiritual", llevada a cabo en docilidad al Espíritu Santo. En la escuela de los Padres, la Biblia se interpretaba alegóricamente, para descubrir en cada página, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, lo que dice de Cristo y de su obra de salvación.
(...) Hay otra actitud en la que insisten quienes practican la teología monástica: una íntima actitud orante, que debe preceder, acompañar y completar el estudio de la Sagrada Escritura. Puesto que, en resumidas cuentas, la teología monástica es escucha de la Palabra de Dios, no se puede dejar de purificar el corazón para acogerla y, sobre todo, no se puede dejar de encenderlo de fervor para encontrar al Señor. Por consiguiente, la teología se convierte en meditación, oración y canto de alabanza, e incita a una sincera conversión. No pocos representantes de la teología monástica alcanzaron, por este camino, las más altas metas de la experiencia mística, y constituyen una invitación también para nosotros a alimentar nuestra existencia con la Palabra de Dios, por ejemplo, mediante una escucha más atenta de las lecturas y del Evangelio, especialmente en la misa dominical. Es importante también reservar cada día cierto tiempo para la meditación de la Biblia, a fin de que la Palabra de Dios sea lámpara que ilumine nuestro camino cotidiano en la tierra»
San Ignacio de Loyola: Ejercicios Espirituales n. 2
«No el mucho saber harta y satisface el alma, sino el sentir y gustar las cosas internamente».
Santa Teresa de Jesús: Libro de las Fundaciones 5, 2
«El aprovechamiento del alma no está en pensar mucho, sino en amar mucho».
Gracias… Precioso 🤗💚
Me encantó el consejo de empezar el día con Dios y terminar el día con Dios para que mi alma se llene mas del amor de Dios que es lo que mas anhelo. Yo lo empiezo en las mañanas pero voy a tratar de hacerlo las noches. Gracias a Dios por su vida y sus consejos. Bendiciones
Gracia padre
Gracias al Señor, Padre Alfredo: estoy redescubriendo el Catecismo de nuestra Iglesia Católica, con lágrimas de alegría y dulzura. Descubro la belleza de mi alma, hecha para contemplar a Dios amorosamente. Al bajar a mi corazón y escuchar, siento que llega, como un rocío vivificante, la gracia del descanso. Me siento más tranquila y en paz... La sencillez de esta enseñanza es tan simple y profunda que me asombra. Elisabeth
Que belleza padre Alfredo, Dios lo bendiga, bendecidos nosotros. De tenerlo a ysted y al padre David que nos guian y ayudan muchisimo para tener una buena oracion que nos lleva al encuentro con el Señor, es en verdad un regalo del Señor, gracias por sus oraciones, siempre esta usted y el padre David en mis oraciones, Mamita Maria los cuide y proteja siempre y el Señor los bendiga